Mi gurú de las nuevas tecnologías, Mauri Hernández, debe estar de mi que trina -de trinar, no del refresco aquel. Cuando creamos el blog -en realidad lo creó él, yo solo fui a rueda- me dijo como única y gran ley de esta parcelita particular en el ciberespacio, en la nube -donde nunca llueve-, que me había comprado y él me había edificado, era que todos y cada uno de los días del resto de mi vida pusiese siempre algo en el blog. Aún recuerdo sus palabras: «Pakito, pase lo que pase, pon algo en el blog, actualízalo todos los días, aunque sea una chorrada y cuélgalo en el facebook» a lo que yo le respondí «¿en el qué?». Bueno por las noches durante toda esta semana he estado oyendo sus palabras retumbando en mi hipotálamo -no sé por dónde para eso- y pese a que son las cuatro y diez de la mañana, no podía irme a dormir sin escribir estas líneas. Te juro Mauri que no ha sido por dejadez, por tocarme los cataplines. Y es que llevo unos días de auténtica locura. Desde que estoy parado que no paro. Por una parte, para decir que como cualquier mal estudiante, tarde y mal, he colgado las últimas aportaciones más o menos clandestinas a un períódico que amo con locura -una pista: no es el New York Times- en especial la entrevista que publiqué a un joven prodigio de la literatura como es Jordi Pascual, con un libro escrito con solo 18 años, cuando yo tengo 40 y lo máximo que he hecho es escribir cientos de miles de letras en artículos sin demasiado ‘trellat’ durante 15 años. También he incorporado con rapidez varios aspectos deportivos como el emocionante estado de las ligas locales o un campus de baloncesto.
Pero el problema venía con dos cuentas pendientes que tenía y que no sé cómo afrontarlas. La primera de ellas es deportiva y es el CD Alcoyano. Hasta ahora había estado colgando en el blog la crónica, ficha técnica y vestuarios de los partidos que el Alcoyano jugaba en casa e incluso lo hice con el disputado en Xàtiva. Pero es que todavía no me he recuperado del golpe del domingo pasado y pese a que la compañía fue inmejorable, no puedo escribir ni una sola línea de aquel infausto partido de cuyo resultado no quiero acordarme. Como alguien me comentó el Huracán de Manises se llevó 4.000 ‘víctimas’ con él, todo un estadio repleto como hacía tiempo que no veía, y lo peor de todo con mi estimado David Porras al frente del barco. La ola gigante, el tsunami, se llevó por delante las ilusiones de estas 4.000 almas, aunque aún hay cinco balas más en la recámara o mejor cinco descargas de electro-shocks para poder volver a la vida que sería el play-off de ascenso.
El otro aspecto que tengo pendiente es mucho más peliagudo. Es mi doble vida. De la que me enorgullezco en parte y me da un poquito de vergüenza a la vez. Será por influencia paterna -mi madre era muy festera- pero durante cerca de cuatro décadas he sido el tormento de mis amigos festers. No me han gustado ciertos aspectos de la Festa, de la Nostra Festa, lo digo con voz alta, y en mi entorno cercano siempre lo he dejado claro. Hasta que este entorno me ha ido introduciendo poco a poco en ese mundo fester pese a mis reticencias y este sábado fue un punto cumbre en el que… sí, sí, no lo voy a negar, me divertí un montón. Fue en la filà Miqueros, en la que parece que conozca a todos y cada uno de sus componentes, donde mi peña del Cantonet, me dio la oportunidad por segundo año consecutivo de hacer una filaeta por San Nicolás… y la verdad es que ¡¡me lo pasé muy bien!!. Incluso han compuesto una marcha mora a mi nombre para hacerme sentir más integrado de la que se cumplia su primer aniversario. Qué más puedo pedir?. En el blog del Cantonet se pregunta qué es la felicidad y ponen una foto que me hizo el gran Juan Sanz de mi careto sonriente -en las otras fotos me di cuenta que mi rodilla buena está más torcida que la mala. Eso es la felicidad, dice el espléndido autor del blog. No sé si es la felicidad, pero se acerca mucho. Lo que es seguro que son grandes amigos los que tengo alrededor. Bona nit!! o mejor casi bon día!! Otro dia importante por cierto.