Una novedosa mañana en el Trofeu Filaes

Tras 15 años cubriendo el Trofeu Filaes para el periódico Ciudad, por primera vez ayer subía al Francisco Laporta con otra visión completamente diferente. Aunque llevaba mi inseparable libreta y mi bolígrafo Bic, en esta ocasión no acudía como reportero tribulete -que en todas partes se mete- y sí como seguidor de uno de los equipos de una de las filaes que entraban en ‘combate’ esa mañana. En concreto era en la modalidad de fútbol 7 veteranos y más en concreto eran los Miqueros. Durante tres horas disfrute de una agradable mañana en el campo 1 del Francisco Laporta, algo desconocido por mi hasta ese momento, pues siempre que había acudido a ese torneo era con el estrés de saber resultados, goleadores, alineaciones, etc, para bajar lo más rápido posible a la redacción y poder escribirlo -recuerdo que un año me bajó al periódico el malogrado Quico Córcoles tras ganar su filà Llana en la modalidad estrella del fútbol sala.

En este caso fue muy distinto. Pude disfrutar de las evoluciones de los Miqueros primero contra los Cordoneros y después los Maseros no exentas de momentos de buen fútbol. Y es que pese a que los kilos y los años no pasan en balde para alguno de los componentes de aquellos equipos, se podía ver que todavía había mucho fútbol en sus botas. Junto al tridente mágico ‘cantoner’ Luis, Fernando y José Ángel, que eran los que centraban mi mirada con sus veloces intervenciones -no es ironía lo de veloces pues los tres se mantienen en gran forma- por ejemplo pude ver las espectaculares evoluciones bajo palos de un sólido meta como Quique, al que algún que otro kilito de más no le impedía volar de un palo a otro de la portería, o la revelación de Toni que se defendía con el balón en los pies mucho mejor de lo que había imaginado. Pero más allá de los aspectos meramente futbolísticos -lo del resultado fue lo de menos, un meritorio empate a cuatro tantos en el primer choque y un cinco a uno, creo, en el segundo ‘combate’, aunque con igualdad hasta que llegó el 3-1- disfruté de la compañía en la banda de toda la familia miquera allí presente -familia con diferentes grados de consanguineidad pero todos ellos animando a sus jugadores de la filà por igual- con los Paco, Lirios, Víctor, Vicky, Jorge, Quico, Diana… junto a multitud de jóvenes promesas que pululaban por el ‘área técnica’ emulando a sus padres.

También tuve la oportunidad, alejado de las necesidades de la crónica deportiva periodística, de tener un par de interesantes conversaciones con dos futbolistas que han supuesto mucho en la historia reciente del CD Alcoyano y que no han tenido un adiós adecuado a sus méritos -una constante habitual en este club, por lástima-, con una autoridad local, que como el resto no lo está pasando muy bien, pero que es cierto que gana en las distancias cortas, e incluso una oferta de trabajo. Una mañana perfecta. La Festa en general y sus componentes en particular -en especial los ‘Miqueros del Cantonet’- siguen dándome cosas buenas cada día aunque yo sigo queriendo esquivar el turbante y la capa.