Por enésima vez alguien me ha comentado que ‘Lincoln’ le pareció pesada, un rollo. Y como diría aquel cantante alcoyano venido a menos: ¡ya no puedo más! ¿Es que nadie se emociona con las palabras que la sirvienta de la esposa de Lincoln le comenta en la entrada a la Casa Blanca?, ¿es que nadie se queda perplejo ante la respuesta del personaje de Tommy Lee Jones en el Capitolio, tras un tenso silencio, ante todos los senadores? ¿o emocionado cuando Lincoln está solo con los dos jovenes oficiales que deben telegrafiar su decisión final, en la que tiene que elegir entre hacer prevalecer el final de la guerra o el final de la esclavitud? ¿o por la dramática discusión entre Lincoln y su esposa por la muerte de su hijo pequeño? ¿o incluso se han reido con la anécdota del cuadro de George Washington en un aseo inglés? Los negros habían sido esclavos hasta entonces. Los estados secesionistas del Sur basaban su economía en grandes plantaciones, en las que trataban a sus trabajadores de raza negra de la peor forma posible -así puede verse en ‘Django desencadenado’- mientras que los del Norte tampoco lo tenían demasiado claro y si habían liberado a muchos de ellos era para que luchasen en la guerra en su bando. En el propio congreso norteño para decidir la abolición, los más reaccionarios comentaban: «¿qué será lo siguiente tras la libertad? ¿darles el poder de votar? a lo que uno añadía ¿a los negros?¿y lo siguiente que sería? ¿a las mujeres?» -lo de las mujeres, las pobres, se merecen un caso aparte, pues también ellas siempre han sido degradadas por los hombres.
Aunque hoy se vea como una situación inexplicable, totalmente anacrónica, por fortuna, Lincoln dio un primer paso clave en la abolición -algo que poco después le costó la vida- pero ésta no empezó a ser aplicada de forma efectiva diría que hasta los setenta. Así estrellas del baloncesto míticas como Bill Russell todavía tuvo que trabajar mucho para que fuera reconocido como un ciudadano más. Fue la llegada de Martin Luther King y su particular ‘dream’, la que dio otro paso importante para la integración plena actual. Hoy, afortunadamente, tenemos de ídolos a deportistas como Michael Jordan, Kobe Bryant, Lebron James, Tiger Woods, Usain Bolt, etc, cantantes como Beyoncé o Rihanna, o actores-actrices, Morgan Freeman, Halle Berry, Denzel Washington, Samuel L. Jackson… de los que para nada se mira el color de su piel. ¿Alguien se imagina a alguno de estos nombres en una plantación de algodón siendo golpeados por el látigo de un capataz? La figura de Lincoln fue clave para que la civilización, en general, o al menos para que la sociedad de la principal nación-motor del mundo moderno, empezase a ser más civilizada y miles de seres humanos dejasen de sufrir.
PS: No sabía si ubicar esta aportación en cine-manía’s o en panorama deportivo, así que he optado por un término medio y la he puesto en mis locuras.