No fue una edición más del derbi Alcoyano-Ontinyent. A los alicientes ya normales de este tipo de partidos con visceral rivalidad vecinal, se unía el hecho de que el equipo local estrenaba entrenador y no un entrenador cualquiera, si no el ‘hombre milagro’: David Porras. El técnico de la casa que fue capaz de ascender al Deportivo a Segunda División A 42 años más tarde y que debutaba en este encuentro apenas dos días después de su llegada. Pues pese a ese corto espacio de tiempo, se vio un Alcoyano distinto y esta diferencia se notó en el marcador. Ante un buen rival se ganó 3-0 y más allá del marcador la comunión entre el equipo y la grada volvió a ser mayúscula. A este resultado contundente sumar como dificultad añadida que el equipo local jugó con uno menos los últimos veinte minutos de partido y añadir como resultado final el recuperar la cuarta posición en la tabla, es decir, volver a estar en play-off, justo antes de visitar el domingo a las 11 horas la Murta de Xàtiva.
La primera parte no tuvo casi ocasiones y hubiese sido luchada pero aburrida si no tuviesemos en cuenta el 1-0 en el minuto 16, una auténtica obra de arte de Javi Lara en un obús de falta directa en la frontal que se coló por la escuadra, sin que el portero rival no pudiera hacer nada más que darse un terrible golpe en el palo intentando con su vuelo evitar lo inevitable: el balón entrase. En el 25 la mejor y casi única ocasión visitante con un remate lejano de Fran Moreno que se va envenenando hasta tocar la base de uno de los postes de la portería de Unai Alba.
La segunda parte el parorama seguía siendo muy parecido, un partido abierto, trabado y con escasa calidad y jugadas de ataque pero mucha intensidad. La balanza parecía que podía volverse en contra del Alcoyano cuando veía que Julio de Díos era expulsado por doble amarilla en el 70. Con un jugador menos el Ontinyent adelantaba líneas en busca del empate pero sucedía justo lo contrario. Un robo de balón de Cases a la salida de un córner le permitía irse en solitario hacia el portero Jonathan y batirle con una espléndida vaselina en un remate de los llamados de cuchara, cuando aún quedaban diez minutos de juego que se antojaban dramáticos. La puntilla, la guinda final al pastel, llegaba en el 85 en otra contra en este caso conducida por Javi Lara cuyo pase medido dejaba solo ante el portero al recién incorporado al campo Álvaro González que no desperdiciaba la ocasión de oro en el uno contra uno definiendo con calidad. 3-0 y ovación cerrada a los jugadores por parte de una grada de nuevo ilusionada y comprometida con los suyos. David Porras había vuelto a obrar un milagro.